lunes, 23 de febrero de 2015

Crónicas de un Naco en plenitud #2: El simple hecho de comunicarse correctamente


El lenguaje es tan antiguo como la humanidad misma,  pues siempre ha sido necesario compartir y solicitar información con otros individuos como seres naturalmente sociales que somos. Claro está que existen muchas circunstancias que provocan que el mensaje no sea entregado apropiadamente, sea mal interpretado o que simplemente no pueda transmitirse. 
 
Hoy en día, la gente evita lo más posible el negarse a hacer algo, como si la palabra "NO" estuviera fuera de su actual vocabulario, debido a ese sentimiento de culpa o de incomodidad que viene acompañado de dicha negativa. Por defecto, la gente "sabe" que lo negativo es malo, y por tanto evita malas prácticas según su educación, sus valores, o simplemente porque lo dicen en la tele.




Pero, ¿por qué esa negativa a dar negativas? Es muy fácil decirle que no al limpiaparabrisas en el crucero, mas sin embargo es muy difícil negarse cuando alguien de confianza o alguien que te agrada, y lo sabe, abusa de tu confianza, incluso cuando una persona físicamente atractiva nos lo pide,  aún siendo completos extraños. 

A veces para evadir el decir una negativa,  la gente suele darle la vuelta al problema buscando alguna excusa,  razón o pretexto que justifique el no poder cumplir con la demanda presentada, creando cierta comodidad para la persona que busca presentar una evasiva convincente que permita cerrar el tema o simplemente salirse por la tangente. 

 "Nope Godzilla" by The Oatmeal.

No pienso que sea malo el que la gente no pueda negar directa y conscientemente el hacer algo que se les solicita, pero existen ocasiones en las que es necesario ser lo más claro posible para evitar malentendidos o hacer que las personas simplemente no entiendan lo que está pasando.
¿Es acaso una obsesión el evitar las negaciones para no sentirse mal en lugar de hacer a la gente perder el tiempo? Ahora el texto se sale de su reflexión para ir directo al grano, contrario a mis otras entradas donde se iniciaba con una introducción para pasar gradualmente al objetivo del artículo. 

¿No sería mejor haberse ahorrado la actuación de buena persona que tiene ganas de salir a convivir y simplemente hablar de cualquier tema aleatorio? Parece ser que no, y éso desembocó en una cita acordada a una hora y en un lugar que  provocaría el destinar 4 horas o más a dicha persona, dejando de lado otras actividades. 

Yo sé que no soy la representación de la productividad,  pero si de algo estoy seguro es de que destino tiempo a mis actividades y procuro llevar un orden al tiempo. Puede ser que lo utilice para videojuegos, para asuntos de trabajo, para picarme el ombligo 3 horas, para dormir toda la tarde o para armar un colisionador de partículas con popotes y ligas, pero si decido tomar toda una tarde para ver a una persona y dicha persona no se presenta,  al menos por cortesía esperaría una cancelación anunciada con algo de tiempo para evitar trasladarse y estar esperando en el sol dos horas especulando qué es lo que pudo haber ocurrido. 

Así es,  lo ha adivinado usted, amigo lector: me dejaron plantado. 
 
Hablando se entiende la gente, y no me molesta el que me dejaran plantado, sino el tiempo que desperdicié y que pude haber utilizado para mi provecho. 

Nota 1: Este artículo fue escrito con la cabeza caliente, y se puede notar en el drástico cambio de tema y lo visceral de la descripción. Normalmente escribo estupideces con la cabeza fría, pero en esta ocasión necesitaba una manera de desahogarme.
Nota 2: Las imágenes y la edición fueron hechas a la mañana siguiente, cuando ya había surgido la explicación del por qué no se asistió a la hora y lugar acordados, pero no quise desechar esta entrada porque es <sarcasm>PURO TALENTO</sarcasm>.

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